En los últimos tiempos asistimos atónitos a la proliferación de todo tipo de megaproyectos para la producción de energía renovables (plantas fotovoltaicas, aerogeneradores terrestres y marinos, etc.) que afectan a todo el país, sin planificación alguna y sin evaluar los efectos sinérgicos negativos de los mismos sobre el territorio en que pretenden instalarse.
Esta situación ya la estamos viviendo en la comarca de la Vega de Granada con varios proyectos, entre otros, de ENCE ATARFE I, II y III, tres plantas fotovoltaicas que suman unos 133 MW y que está previsto que se construyan ocupando unas 155 hectáreas. La mayor parte de esta superficie es de olivar que deberá ser arrancado y, también, se verán afectados negativamente dos espacios protegidos, pues las plantas se sitúan junto a ellos: el Parque Periurbano de la Dehesa de Santa Fe, perteneciente a la RENPA, y la Zona Especial de Conservación de La Malaha, incluida en la Red Natura 2000.
Dichas plantas tienen prevista la evacuación de su energía a través de una línea de alta tensión de 220 Kv que atravesará la Vega de Granada, destruyendo unas 33 hectáreas de choperas y otras zonas de cultivo.
Estos proyectos ya cuentan con la autorización administrativa de la Junta de Andalucía y suponen la destrucción de una superficie de tierra fértil equivalente a 200 campos de fútbol. En el momento que los declaren de utilidad pública, el vegacidio estará servido, pues comenzaría la expropiación de tierras a sus propietarios y la destrucción de las tierras de cultivo para instalar las plantas fotovoltaicas y las líneas de alta tensión.
Esta destrucción de la Vega de Granada, nos recuerda mucho a la vivida durante el boom inmobiliario: especulación y enriquecimiento privado a costa de perder la riqueza patrimonial, ecosistémica, paisajística, cultural, agraria y de soberanía alimentaria que caracteriza a la Vega de Granada. Destruir lo que beneficia a todos en beneficio de unos pocos nunca debería ser declarado de utilidad pública. Y nunca es nunca. Destruir la Vega de Granada, destruir la vida que hay en ella y el medio de vida para las y los agricultores que viven de ella, es simple y llanamente una locura y un delito ecológico de primer nivel, cuyas consecuencias pagaremos nosotros y las generaciones que están por venir.
Por ello, la sociedad civil organizada se ha unido contra esta locura y este verdadero atropello, promoviendo actividades conjuntas para impedir que estos proyectos se materialicen, debido a sus graves afecciones al medio natural, al paisaje de la Vega de Granada y a distintos sectores económicos como la agricultura, el turismo, o la incipiente industria local que se está gestando para la utilización de la madera de chopo en la construcción sostenible de viviendas y edificios, y exigir a las autoridades competentes la paralización de los proyectos de las megaplantas fotovoltaicas ENCE ATARFE I, II, III y su línea de evacuación por la Vega de Granada y de todos aquellos que estén previstos para su tramitación en el entorno del Valle del Genil, mientras no exista una planificación racional que tenga en cuenta las características del territorio y la opinión de quienes lo habitan antes de diseñar la instalación correspondiente.
De ahí que Salvemos la Vega-Vega Educa, haya decidido unir fuerzas y compartir Plataforma junto a ADEPA Genil, AUCA Santa Fe, Defendamos la Vega Otra Vez, Ecologistas en Acción y Somos Vega Somos Tierra, para la defensa del territorio Vega de Granada.
Renovables en la Vega NO. Renovables sí, pero no así.